Tengo debilidad por los dulces que llevan miel, aceite y frutos secos, y este lo tiene todo.

Los bizcochos con aspecto rústico, como el que haremos hoy, me recuerdan a los que preparaba mi madre, cuando era pequeña.

Tiene una corteza densa y un interior jugoso y compacto, con sabor a los bizcochos de toda la vida.

De los que puedes acompañar con un vaso de leche o una bola de helado, porque este bizcocho lo aguanta todo.

Creo que es una estupenda opción para arrancar la semana con fuerza, con mucha fuerza.

Empezamos.

 

INGREDIENTES

• 5 huevos
• 100 gr de azúcar moreno
• 100 gr de miel
• 100 gr de aceite de oliva suave
• 200 gr de harina
• 1 cdta de levadura de repostería
• 1 puñado de nueces picadas
• 1 cdta de canela

 

Empezamos encendiendo el horno a 180° con calor arriba y abajo.

Engrasamos el molde que vayamos a utilizar y lo espolvoreamos con harina, hasta cubrir todas las paredes. Ponemos el molde boca abajo y le damos un golpe en la base para eliminar el exceso de harina.

Separaremos las yemas de las claras.

Batimos las claras a punto de nieve y reservamos.

Vamos a mezclar el resto de los ingredientes menos la harina y la levadura, que la incorporaremos tamizada al final.

Aligeraremos la mezcla, añadiendo poco a poco, y con movimientos envolventes, las claras que tenemos reservadas. Con un poco de paciencia lo tendremos listo.

Cuando esté bien mezclado, volcamos en el molde y llevamos al horno durante aproximadamente 45 minutos o hasta que al pincharlo, saquemos el pincho limpio.

Yo he utilizado un molde de 20×11.

Listo.

 

¡A DISFRUTAR!

 

Olga