Hoy os traigo unas cocochas de bacalao al pilpil, que es la especialidad de mi marido, siempre lo prepara él y la verdad es que le quedan increíbles.
Es una receta muy sencilla, pero tendrás que poner a prueba tu paciencia y tus brazos.
Las cocochas no se encuentran en todos los sitios, pero en tiendas especializadas en bacalao, lo tienes. Yo las compro en la casa del bacalao, en Madrid, por si os sirve de referencia.
Imprescindible acompañarlo con un buen pan, no vale cualquiera y un buen vino, porque el plato de hoy es para disfrutar a lo grande.
Empezamos,
INGREDIENTES
- 500 gr de cocochas de bacalao en salazón
- 150 a 200 gr de aceite de oliva virgen
- 8 dientes de ajo
- 3 cayenitas o al gusto
Para desalar el bacalao, lo ponemos debajo del chorro de agua fría para eliminar la sal y llevamos al frigorífico en una cacerola cubierto con agua fría.
A la mañana siguiente, tiramos el agua, volvemos a cubrirlo de agua fría y al frigo durante todo el día, por la noche repetiremos la operación. Con tres cambios de agua, será suficiente.
De todas formas prueba el punto de sal del agua, eso te servirá de referencia.
Sacamos las cocochas, las ponemos sobre un paño limpio y con el mismo paño o con otro, vamos secando para eliminar el agua.
En casa lo preparamos en una cazuela baja con dos asas, de esta manera podemos mover la cazuela para ligar el pilpil más fácilmente.
Ponemos el aceite en la cazuela y lo calentamos a fuego medio.
Pelamos los ajos, los laminamos y los echamos al aceite. Añade las cayenitas. Bajamos el fuego, para que se hagan lentamente, ya que el ajo tiende a tostarse rápidamente.
Cuando estén tostaditos los retiramos a un plato.
Subimos ligeramente el fuego, para que al poner las cocochas no baje excesivamente la temperatura del aceite.
Vamos poniendo en la cazuela las cocochas con la piel hacia arriba durante un par de minutos y luego dales la vuelta y déjalas con la piel hacia abajo.
Es importante que el fuego no esté fuerte, tiene que tener un hervor casi inapreciable.
De vez en cuando retíra la cacerola del fuego, para que baje la temperatura, ayudando a que suelte la gelatina y volviéndola a ponerla al fuego, para seguir la cocción.
Tenemos que ir moviendo la cazuela con movimientos circulares, de delante hacia atrás, de lado a lado.
Vamos a ir viendo como la cococha va soltando la gelatina y se forman unas manchas blanquecinas alrededor.
Y seguimos moviendo.
Este es el momento en el que tienes que tener más paciencia, porque la salsa poco a poco, va cogiendo cuerpo.
Estaremos moviendo de 30 a 45 minutos.
Cuando veas que la salsa está como una mahonesa ligera, ya estará lista.
Servir inmediatamente.
En la imagen de abajo os dejo la consistencia que tiene la salsa una vez fría.
Si os ha sobrado, la podéis guardar y untarla en unas tostadas de pan. Es un picoteo estupendo e irresistible.