Vamos a empezar el fin de semana con unas galletas que siempre hay que tener a mano. Tanto para quitarte el antojo de algo dulce, para un desayuno rápido, o para media mañana, vienen muy bien.
La receta de hoy no puede ser más sencilla, y necesitaremos pocos ingredientes. Es mezclar y listo.
Puedes adaptarlas a tu gusto y poner más o menos azúcar o añadir alguna especia para darle un toque diferente.
Cuando vamos a comprar avena en copos, normalmente lo encontramos en dos variedades, los suaves y el otro tipo que es un poco más duro. A mí para estas galletas, me gusta utilizar el que es más duro porque de esta forma queda entero, da a la galleta otro aspecto y conseguimos que queden pequeños huecos entre las hojuelas que al mordisco quedan muy ricas.
Sin duda lo mejor de estas galletas es que quedan crujientes y buenísimas. Para que se mantengan perfectas, una vez horneadas, las dejaremos enfriar y guardaremos en un bote, preferiblemente de cristal, bien cerrado.
Empezamos,
INGREDIENTES (para 20 galletas)
- 100 gr de copos de avena gruesa
- 1 huevo
- 40 gr de azúcar (yo he usado azúcar moreno)
- 10 gr de aceite de oliva
En un bol ponemos el huevo, el azúcar y el aceite de oliva.
Batimos con un tenedor hasta que esté muy bien batido.
Añadimos los copos de avena.
Si quieres aromatizarlas, puedes añadir media cucharadita de canela en polvo, vainilla, jengibre, cardamomo …
Mezclamos muy bien.
Ponemos una hoja de papel de hornear sobre la bandeja que llevaremos al horno.
Precalentaremos el horno a 180°, con calor arriba y abajo.
Para formar las galletas utilizo un aro metálico pequeño, de 6 cm, pongo una cucharilla de postre de la mezcla dentro, y voy extendiéndola.
Levanto el aro y sigo dando forma al resto.
Si no quieres entretenerte o no tienes aro para darle forma, puedes poner una cucharita de masa y aplanarla con la base de un vaso. Para que la masa no se pegue, pon un poquito de agua en un plato y moja la base del vaso en agua cada vez que presiones la galleta.
Estas galletas no crecen, así que puedes hornearlas todas de una vez, sin necesidad de dejar mucho espacio entre ellas.
Hornearemos durante 15 minutos aproximadamente o hasta que veas que el borde empieza a tomar color.
Dejaremos que se enfríen totalmente antes de comer o guardar, de esta forma quedarán más crujientes.
Listo.