Me gusta el merengue y me gustan las nueces, pero en esta receta lo que me gusta sobre todo es la forma en que los hornearemos.
Lo único que necesitaremos será que el horno llegue a 180°, luego meteremos la bandeja, apagaremos el horno, la dejaremos durante toda la noche y a la mañana siguiente tendremos listos los merengues.
Es una forma estupenda de aprovechar el calor residual del horno después de preparar cualquier plato.
Quedan suaves y delicados, blanditos por dentro y crujientes por fuera.
Me gusta encontrarme trocitos de nuez en la suavidad del merengue, pero puedes utilizar el fruto seco que prefieras.
Esta receta es de una de las cocineras a las que no pierdo la pista, Nigella Lawson. Ella utiliza pistachos y también añade chips de chocolate, tendremos que probarlo, porque la mezcla lo pide a gritos.
Si queréis preparar algo rico y fácil, os recomiendo que lo probéis, porque estoy segura que os van a encantar.
Empezamos,
INGREDIENTES
- 2 claras de huevo
- 1 pizca de sal
- 1 cucharadita de postre de zumo de limón
- 100 gr de azúcar glas
- 1 cucharadita de postre de maicena
- 75 gr de nueces picadas en trocitos pequeños
Tendremos el horno precalentado a 180° con calor arriba y abajo.
Separamos las claras de las yemas. Para aprovechar las yemas, puedes utilizarlas para pincelar una masa o para preparar una tortilla.
Con unas varillas eléctricas con accesorio para montar claras (no vaso de batir tipo minipimer), iremos batiendo las claras con la pizca de sal y el limón hasta que cojan algo de cuerpo, entonces añadiremos el azúcar de cucharada en cucharada y seguiremos batiendo hasta que consigamos que al levantar las varillas tengamos unos picos firmes en el merengue.
Si utilizas Thermomix, pondremos el accesorio de mariposa y tardaremos aproximadamente dos minutos en conseguirlo.
Si utilizas la Kitchenaid, empezaremos en velocidad 4-6 e iremos subiendo hasta llegar a 8.
Por último añadimos la cucharadita de maicena tamizada, las nueces picadas (reservando unas poquitas para espolvorear al final) y mezclaremos con movimientos envolventes con ayuda de una espátula hasta integrar completamente.
Colocamos una lámina de papel de hornear sobre la bandeja que irá al horno y ponemos un par de cucharadas del merengue. Haremos montoncitos del tamaño de la palma de la mano, dándole forma en la superficie de pequeños remolinos. Espolvoreamos con los trocitos de nueces reservados.
Metemos la bandeja en el horno, apagamos el horno y dejaremos los merengues durante toda la noche en el horno hasta la mañana siguiente.
A la mañana siguiente sacamos del horno con mucho cuidado, ya verás que son muy delicados y ponemos sobre un plato o fuente.
Listo.