Hace unos días María Ángeles me regaló unos madroños, estos detalles me hacen una ilusión tremenda, porque tengo debilidad por probar cosas nuevas.
Este fruto procede de un arbusto silvestre que podemos encontrar si salimos a pasear por el campo y también puedes encontrarlos en los jardines de algunas ciudades.
Tienen un sabor muy suave y yo diría que hasta insípido y la cáscara tiene unos pinchitos algo duros. Normalmente se emplea para hacer licor, mermelada y en repostería.
Parece ser que si comes el fruto tal cual y en cantidad resultan algo indigestos y si los consumes maduros tienen efectos parecidos al alcohol. Una vez cocinados, anulamos estos efectos.

Madroños
Subí la foto de los madroños a Instagram y pregunté que hacer con ellos, porque no tenía claro en que emplearlos. La mayoría me comentó para hacer mermelada, y parece ser que resultaba buenísima.
Ya sé que a muchos os gustan tomarlos tal cual, pero a mí la verdad es que tomarlos en crudo no me decía mucho, así que decidido los prepararemos para hacer mermelada.
Pues a lo que vamos, el resultado me ha sorprendido al máximo. Es una mermelada suave, con un sabor que no sabría explicaros, lo más parecido que puedo encontrar quizás sea a ciruela y con un fondo delicado que me encanta.
Yo la utilizaría para una tostada, para acompañar un queso, un bizcocho, como relleno de unas magdalenas o para dar un toque dulce a una ensalada.
Estoy segura que vamos a dar buena cuenta de ella y en cuanto tenga ocasión saldré al campo en busca de madroños.
Por cierto, he guardado un tarrito a Mª Ángeles para que pruebe la mermelada tan rica que se puede hacer con los frutos de su madroño, ¿no os parece?
Empezamos,

Mermelada de madroño
INGREDIENTES
- 800 gr de madroños
- 500 gr de azúcar
- zumo de ½ limón
- 1 palo de canela
Lavamos los madroños y eliminamos los restos de ramitas que puedan tener.
Los echamos en una cacerola, añadimos el azúcar, el zumo de limón y el palo de canela. Al principio lo dejaremos a fuego suave y cuando empiece a tomar calor, aumentaremos a fuego medio. Como ves he utilizado menos cantidad de azúcar que de fruta, (para mí así está bien) puedes incluso añadir hasta igualar las dos cantidades. Iremos removiendo de vez en cuando.
Dejaremos aproximadamente media hora manteniendo un hervor suave.
Si te das cuenta el fruto tiene un exterior como con pinchitos, así que para que no resulte molesto a la hora de comerlo, lo he pasado por un colador metálico fino, presionando con el dorso de una cuchara para aprovechar el máximo posible, porque se desperdicia bastante.
Desechamos la parte granulosa, retirando el palo de canela y pasamos a un tarro de cristal la mermelada.
Si es poca cantidad y le damos salida en unas semanas se conservará en el frigorífico sin problema. En caso que tengamos más cantidad, utilizaremos frasco de cristal perfectamente limpios, con tapas de cierre hermético, añadiremos la mermelada bien caliente llenando los tarros casi hasta arriba, cerramos bien y dejamos hasta que haga el vacío (la tapa hace un ruido «choff» al cabo de un rato) y ya podremos guardarlo en la despensa.
Listo.

Mermelada de madroño